jueves, 6 de febrero de 2014

De cultura y litertatura (y otras cosejas)

Como ya sabréis los que me conocéis un poco, soy una persona más bien solitaria, algo arisca y poco amiga de eventos sociales varios, a cualquier nivel; es por ello que en mi trabajo, cuando llega la hora del almuerzo no suelo mezclarme con los operarios de las fábricas que frecuento y me limito a esperar en la cabina de mi camión, leyendo y comiendo a la vez y con la música a todo trapo, por si a alguien se le ocurre venir a decirme algo. Pero el otro dia me insistieron tanto que me pareció muy poco cortés el rechazar la invitación y me senté en el patio con media docena de trabajadores más. Y al principio todo iba bien.

Los tipos hablaban del tiempo, del fútbol y de las tetas de la secretaria mientras yo contemplaba con aire distraído las formas curiosas que formaban las nubes arrastradas por el viento, hasta que uno de ellos se dirigió a mi directamente y dado que estaban despotricando de un compañero que en esos momentos no estaba allí, decidí responder con una frase que había leído hacía tiempo: "A veces el mayor triunfo es contemplar el fracaso de los demás". Lo dije en plan broma, pero todos se quedaron mirandome muy sorprendidos. No me gusta ir de listillo, así que les aclaré que esa frase era de Cioran. Sus expresiones no cambiaron en absoluto. "Si, Emil Cioran, un filosofo rumano que ha escrito algunos libros." Los rostros de algunos se habían retorcido hasta extremos que yo creía imposibles para un ser humano y los que todavía podían hablar decían palabras sueltas como "¿Rumano?" "¿Filosofo?" "¿Liiibros?", hasta que uno que todavía dominaba sus facciones me preguntó si es que yo leía libros de esos. Y no es que yo sea un catedrático, de hecho me dieron el graduado escolar por pesado y cansino, pero si, yo leo, y cuando se lo dije todos se agitaron presas de un nerviosismo terrible. Y a partir de allí comenzó todo a volverse raro.

-¿Libros?
-Si.
-¿Y por qué?
-Por que me gusta leer.
-¿Te gusta leer?
-Si.
-¿Y eso?
-Pues no sabría decirtelo.
-¿Y no prefieres ver la tele?
-No.
-¿Por qué?
-Por que es una mierda, no sé...
-¿Y donde ves tu el futbol?
Y esta última pregunta quedó suspendida en el aire y todos quedaron en silencio esperando mi respuesta. Tragué saliva y, de haberme dado cuenta de cómo iban mutando sus rostros durante mi interrogatorio, habría dicho que lo veía por internet. Pero no.
-Es que... No me gusta el futbol.

Esta ultima frase fué demasiado. Algunos de ellos cayeron al suelo entre violentas convulsiones mientras otros se limitaban a gritar al cielo con ambos brazos extendidos, mientras enormes y afiladas garras surgían de sus dedos y la piel se les cubría de escamas terminadas en espinas. Me levanté lentamente y me dispuse a irme en silencio ya que mi abuela siempre me decía que no había que molestar a alguien en pleno proceso de mutación, pero parece que no fué suficiente, ya que dos de ellos se lanzaron hacia mí aullando y llenándolo todo de babas; corrí hacia el interior de la fábrica en busca de refugio y al pasar junto a la pulidora me agaché justo a tiempo para que el primero de ellos cayera en su interior y fuese despedazado lentamente por los cepillos de alambre; y mientras gritaba en lenta agonía el segundo aprovechó para darme caza. Sus garras arañaron el mármol donde hacía un segundo tenía la cara y en mi desesperada huída tropecé con un barril de resina ardiendo que se desparramó por el suelo justo detrás de mi, haciendo resbalar al monstruo que cayó pringandose de la pegajosa y ardiente sustancia; pero apenas tuve tiempo de respirar cuando vi a tres más acercándose a mi. El primero se asemejaba a una araña enorme con torso humano y caminaba por el techo de la nave, a ocho metros del suelo con total tranquilidad; el segundo no era más que un recuerdo del hombre que fué, con los músculos tan hinchados que su piel se había rajado en algunos puntos y mostraba la carne roja bajo ella; y el tercero tenía una forma tan horrible que no podría describirle. Agarré una pata de cabra con las dos manos y la levanté por encima de mi cabeza, golpeando al musculoso cuando se acercó lo suficiente; al parecer , a pesar de su apariencia, su cabeza seguía igual de frágil que antes y se desplomó sobre el suelo. El deforme se movía muy lentamente, así que decidí ir a por el arácnido, pero cuando miré arriba no pude verle. Y si hay algo peor que un bicho gigante, eso es un bicho gigante escondido. Cuando noté el gorgoteo de su garganta solo tuve tiempo de girarme y ver cuatro patas afiladas que se me echaban encima, aplastándome contra el suelo. Inmovilizado, vi como el arácnido se posaba sobre mi y abría sus fauces dispuesto a acabar con mi vida cuando recordé la peli del Señor de los Anillos, cuando se cargan a la araña y pensé "Si una mierda de hobbit puede matarla, yo voy sobrado" y asesté un puntapié en su abdomen que, gracias a la dureza de las botas de seguridad que yo mismo me obligo a llevar, la desequilibró y cayó sobre su costado, momento que aproveché para patearla de nuevo y meterle la cabeza en la cinta de refuerzo, donde se asó en cuestión de segundos. 

Respiré hondo y tosí involuntariamente. Estaba muy cansado y todavía eran las nueve y media de la mañana, con lo que me quedaba casi todo el dia por delante. Miré a mi alrededor y conté los cuerpos. Había cinco. Faltaba uno; el encargado. Tuve un mal presentimiento cuando un escalofrío me recorrió el espinazo y corrí hacia el camión, pero cuando apenas me faltaban unos metros le ví. Mediría más de dos metros y su piel era una capa de escamas brillantes de bordes afilados como navajas de afeitar. Sus brazos largos y finos terminaban en garras tan largas como mi po**# y sus ojos, negros como la noche parecían mirar a través de mí. Di media vuelta pero con una rapidez sobrehumana me atrapó por un pié y me arrastró hacia él; en el trayecto a través del suelo pude agarrar una losa de marmol y cuando llegué a su altura le golpeé en la cara con el canto. El golpe habría acabado con cualquiera, o al menos le habría arrancado un grito de dolor a cualquiera, pero no a él. Repetí la operación una y otra vez sin éxito y solo logré acabar con los brazos hechos polvo y augurando agujetas para el dia siguiente... si es que lo había. Y es que la bestia me arrojó por los aires, estrellandome de espaldas contra la puerta de los aseos. El dolor era importante, pero el olor que salía del interior mucho peor, con lo que conseguí hacer acopio de fuerzas y montarme en el torito de carga. La bestia corría a rematarme mientras yo giraba la lave una y otra vez en vano; Puta mierda de mantenimiento de las herramientas de trabajo. Cuando llegó hasta mí, chocó contra el vehículo con tanta fuerza que me hizo salir despedido, golpeándome de nuevo en la espalda, casi en el mismo sitio que antes. La bestia se acercó a mi, esta vez más lentamente. Las piernas no me respondían y eso me agobiaba bastante. Pero entoncers lo oí: El sonido del compresor. Palpé con la mano y encontré el tubo que debería estar unido a la pistola de clavos; dí un tirón y ésta apareció deslizándose por el suelo. Justo cuando mi atacante se lanzaba sobre mí, la levanté y apreté el gatillo una y otra vez. El sonido sordo de los clavos empujados por el aire comprimido fué lo único que oí hasta que abrí los ojos y me encontré con el monstruoso encargado con el rostro acribillado de clavos de metal.

Levantarme me resultaba imposible, así que me arrastré hasta el camión y me metí en la cabina desde donde contemplé toda la escena. La nave estaba repleta de cuerpos deformados y muertos y el único sonido era el de la pulidora, arrancando capas de carne de uno de ellos, con un sonido muy característico y desagradable. Era realmente dantesco. A ver quién coño me firmaba ahora el albarán de descarga.

10 comentarios:

  1. Capdemut:
    "A ver ahora quién coño me firmaba ahora el albarán de descarga."

    ¿La sevretaria de las tetas de la que hablaban a escondidas?

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  2. Jajajaja.... sensacional!!!
    LokiTrol, te juro que yo iba a preguntar lo mismo! !!
    Pero estoy seguro de que el maestro, que conoce a su audiencia, la ha reservado para una segunda parte.

    (Qué faena haber acabado de publicar una entrada y que te estén ya pidiendo más. ... pero así se siente el de juego de tronos. ...)

    Un saludo

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    1. Ah no.... he leído demasiado deprisa. ... Lokitrol parece insinuar algo. Yo simplemente preguntaba por la susodicha.

      Es decir, mi pregunta es como la de LokiTrol pero con un "y" delante.

      Esa frase final es épica...

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  3. Yo me refería a que la secretaria podria firmar el albarán y ya de paso para contentar a la audiendia quizás una segunda parte en la que la secretaria se trasforma en un bicho de esos raros de urotsukidoji pero sin penes.

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    1. Yo por donde voy es más bien que la ausencia de la secretaria no es casual . Aquí hay alguna intención del autor que queda oculta.

      Para que luego digan que los albaranes y los mutantes no pueden dar para un debate literario. !Y me llamaron loco!

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  4. ¿Qué decís de un sudoku? Por cierto, no he terminado de leer El Señor de los Anillos. ¿O sea que la araña peta en lugar de Frodo? Me habéis fastidiado el libro. Habéis perdido un lector.

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  5. Voy a poner un poco de orden, que la cosa se os está yendo de las manos.
    En primer lugar, el tema de la secretaria. Soy consciente de que daría para una buena segunda parte en caso de que ella también mutara o, casi mejor, convirtiéndose en la dama a rescatar de las garras del malote de turno, pudiendo así colocar una escenita de sexo, una foto picantona y ganarme así uno o dos lectores más. Pero no. Si no aparece la chica es porque no me acordaba de ella, y punto.
    Y en segundo lugar... No, eso era todo. Gracias por leerme y comentarme.

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  6. Este comentario ha sido eliminado por el autor.

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  7. A qui es queixi de la seva situació laboral li faré llegit aquesta entrada del blog. ¡Al loro! ¡Que no estamos tan mal!

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