martes, 22 de septiembre de 2015

Me cago en... El gilipollas de...




Por algún motivo que escapa a mi comprensión pero que al mismo tiempo no estoy dispuesto a invertir mi tiempo en saberlo, vivimos en una sociedad obsesionada con la excelencia, es decir, donde los individuos que la forman (mayoritariamente seres humanos, algunos animales y también reptilianos disfrazados), tratan desesperadamente de destacar en ciertos campos para así distinguirse de la masa gris y silenciosa. Yo, personalmente, soy un gran amante de la mediocridad, pues ser mediocre es sinónimo de estar bien con uno mismo, no preocuparse por los “qué dirán” y en definitiva, una excusa más para no preocuparse por los demás. Pero al final, en algún momento, aparece “El gilipollas de…”

La primera vez que me lo encontré fue en mi 16 cumpleaños. Solíamos quedar algunos fines de semana todos los amigos en mi casa y mis padres me habían reglado una guitarra porque yo estaba empezando a dar clases (nunca aprendí, por supuesto, soy un mediocre) y la tenía allí, en su funda, apoyada orgullosamente en una pared. Hasta que de pronto llegó Él y se puso a tocar; así, sin más; sin preguntar si alguien quería oír una y otra vez la introducción de “Stairway to heaven”, “Wish you were here” y, como no, “Smoke on the water”. No lo hacía mal, pero una semana y otra y otra… Se convirtió en El gilipollas de la guitarrita. Al final tuve que esconder la guitarra y decirle que la había vendido para comprarme droga y que la droga la había vendido para ir al cine a ver una de Van Dam. Desgraciadamente, tras el primer fin de semana de paz, El gilipollas de la guitarrita se trajo la suya propia de su casa y tuve que dejar de ver a mis amigos.

Y es que, amigos y amiga del blog, hay una enorme diferencia entre tener una aptitud especial y exhibirla ante todo el mundo. Es esta necesidad de subir un escalón por encima de los demás la que convierte a una persona potencialmente apta para algo en un “Gilipollas de…” Otro ejemplo:

Hace unas semanas en un parque. Niños, niñas, padres, madres, jubilados, perros de ochenta kilos de esos de “tranquilo que no hace nada es que muerde pero de broma” y en definitiva, la fauna habitual. Cerca de mí, un padre juega con su hijo a la pelota. Yo los miro y me alegro de haber tenido niñas, las cuales no están obligadas socialmente a gustarles el futbol. El padre se anima, el niño se cansa, se va, pero él sigue con la pelota; comienza a hacer toques, se ríe, la lanza al aire, es feliz… La alegre simpleza de ser feliz haciendo toques ante un grupo de jubilados en un parque. Y yo le miraba. Se había convertido en “El gilipollas de la pelotita”.

Y así continuamente. Señores cuarentones que no pueden evitar montarse en un monopatín en cuanto lo ven y que dicen eso de “Miramiramira como bajo el bordillo”. Mujeres retiradas de la vida mundana que se abren de piernas en cualquier parte porque “Yo de joven hacía ballet”. Poetas en voz alta, cantantes de karaoke, malabaristas callejeros, acróbatas de la bicicleta, músicos de copas en la barra de un bar… El mundo está lleno de ellos. Y yo me cago en sus ansias de parecer mejores que los demás, porque ello me deja en muy mal lugar.

Ah! Casi me olvido del gilipollas de las fotitos.

8 comentarios:

  1. Me ha dejado impactado lo de "Mujeres retiradas de la vida mundana que se abren de piernas en cualquier parte..." Menos mal que luego lo arreglas.

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    1. No siempre arreglo las cosas, pero ésta la he pillado a tiempo.
      Gracias por comentar.

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  2. mmm, puede que parezca gilipollas (así ya parecería lo que soy), pero tengo que darte la razón.

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    1. ¿Cuando te da la razón un gilpollas te conviertes en gilipollas?
      Gracias por comentar.

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  3. Lo siento...de verdad...pero no puedo evitar decir que: no son ansias de parecer mejores que lis demás... es que lo son. Definitivamente.
    Lo digo yo, que soy incapaz de hacer nada que me distinga del resto del rebaño.

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    1. Más ovejas como tu faltan en este rebaño.
      Gracias por comentar.

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  4. Yo es que no soy parte del rebaño: yo he formado mi rebaño de 1 oveja! :P

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    1. Tu eres esa oveja que se perdió y estuvo tanto tiempo fuera que luego ya no la querían...
      ¿Verdad?

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